11 septiembre, 2016

¿Hubo varios tiradores en el asesinato de Kennedy?: una explicación acústica

Aprovecho que Javier Cavanilles acaba de publicar en «Valencia Plaza» un artículo sobre los mitos que rodean el magnicidio de JFK para terminar mi breve serie sobre el tema.
      Hace tiempo que tengo guardado un interesante fragmento del famoso manual para francotiradores de John L. Plaster. El mayor Plaster es un militar retirado de las Fuerzas Especiales del Ejército de los EE.UU., un comando veterano y condecorado de la Guerra de Vietnam. Cofundador de una prestigiosa academia de perfeccionamiento para francotiradores militares y policiales, es considerado uno de los mayores expertos del mundo en francotiradores y tiro de precisión. Ha escrito los libros The Ultimate Sniper: An Advanced Training Manual for Military and Police Snipers (el manual del que extraigo mi cita), The History of Sniping and Sharpshooting y Secret Commandos: Behind Enemy Lines with the Elite Warriors of SOG.
      Bien, una vez presentado el currículum de nuestro experto para apabullar un poco con su autoridad en el tema, veamos su opinión acerca de los testimonios que apuntan a varios tiradores en el magnicidio de Kennedy. Plaster se refiere a aquellos testigos que afirmaron haber oído más disparos de los que hizo Oswald y procedentes además de distintas direcciones. Por suerte para nosotros, en los pasajes de The Ultimate Sniper dedicados al aprovechamiento del eco decidió expresar su escepticismo sobre el asunto.
COMPRENDIENDO Y EXPLOTANDO EL ECO

El eco se produce cuando las ondas sonoras se reflejan sobre una superficie dura, como los laterales de las colinas, edificios o grandes rocas. El eco puede ser muy confuso como se demostró en Dallas, cuando el Presidente John F. Kennedy fue asesinado. En aquel entonces, los testigos aseguraron haber oído disparos procedentes del campo y del edificio donde se ocultaba Lee Harvey Oswald. Las fotos de la escena muestran a motoristas de la policía empuñando sus pistolas y corriendo hacia los arbustos e incluso los así llamados expertos discutieron sobre el número total de disparos realizados.
      Cualquier sonido —como el del reporte del disparo— se extiende en todas las direcciones con velocidad constante, unos 340 ms a nivel del mar. En espacios abiertos, como el desierto o en zonas de hierba, es fácil identificar donde está el origen del sonido, ya que el sonido llega directamente a nuestros oídos, no hay nada en lo que rebote causando eco, por eso no hay confusión alguna. Nos sentimos confusos cuando hay grandes objetos, porque el sonido de un arma de fuego puede reflejarse en ellos y hacer que parezca que viene de otro lugar.
Nota del bloguero: ese «decepción» de la tercera figura es una mala traducción de un falso amigo («deception») y debe entenderse mejor como «engaño».

      Este reflejo puede reducir su habilidad para detectar a los enemigos, pero también puede usarlo a su favor. Escoja un escondite donde le rodeen superficies que puedan provocar eco; esto hará más difícil descubrir su posición.
      El punto más importante que hay que recordar cuando se habla del eco es que la persona a la que se le dispara siempre oye primero el ruido del disparo, aunque después le siga el eco. La rapidez con la que el eco sigue al disparo y cómo inspira confusión se determina por la localización de las superficies en las que se refleja el eco. Como muestran nuestros dibujos, la distancia más corta a que la onda sonora viaja es de la localización del francotirador al objetivo; el eco producido por la roca tiene que viajar doble. Hay un silencio distintivo desde el disparo hasta el eco, lo que permite al objetivo distinguir a la perfección la diferencia entre el eco y el reporte del disparo real.
      Ahora observe los siguientes dibujos. Tras el objetivo hay dos rocas a corta distancia en las que rebotará el sonido, alcanzando el oído del objetivo casi al mismo tiempo que el sonido real. Esto puede confundir al objetivo, pero como el eco viene de detrás y no de la misma dirección que la del francotirador, es probable que no le confunda.
     El eco más confuso, como se puede ver en el dibujo, se produce cuando los laterales de la colina están justo detrás del francotirador, lo que refleja su onda expansiva haciendo que el objetivo oiga el eco y el real casi al mismo tiempo y desde la misma dirección en la que se realizó el disparo. Si el francotirador está bien escondido, su objetivo verá que es imposible localizarle.

The ultimate sniper en español: un manual avanzado para francotiradores militares y policiales; John L. Plaster, Eduardo Abril de Fontcuberta; pág. 237.
Con esto se puede entender que la posición desde la que Oswald disparó —desde una ventana del depósito de libros escolares de Texas, que está rodeado de otros edificios— parece el caso ideal que nos describe Plaster y provocó este efecto engañoso con el eco que nos explica el experto.

Como sucede a menudo, los testimonios no eran fiables como no lo son tantas veces nuestra memoria o nuestros sentidos. No es que los testigos mintieran, es que estaban confundidos.

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